En abril, la tasa de inflación general en Estados Unidos se situó en el 2,3 % en comparación con el mismo mes del año anterior. Se trata del menor incremento interanual desde principios de 2021 y, a primera vista, parece una buena noticia para la economía y los consumidores.

Sin embargo, la inflación es compleja y, aunque la cifra principal da una idea general de la rapidez con la que suben los precios, los inversores deben profundizar en los detalles para comprender lo que está sucediendo. Queremos entender qué es lo que realmente impulsa la inflación y si se está moviendo en la dirección correcta de forma sostenible.

Un método clave que utilizan los analistas es examinar lo que se denomina «inflación subyacente». Esto significa que eliminan los precios de los alimentos y la energía de los datos. Lo hacen porque estos precios tienden a fluctuar rápida y bruscamente, por razones que poco tienen que ver con las tendencias inflacionarias a largo plazo. Por ejemplo, los precios de la energía pueden dispararse si el suministro de petróleo se ve interrumpido por una guerra o condiciones meteorológicas extremas. Los precios de los alimentos pueden subir si hay una sequía o una mala cosecha.

Al eliminar estas cifras de los cálculos de la inflación, los economistas obtienen una visión más clara de la tendencia subyacente de la inflación. También les gusta observar las variaciones de los precios de un mes a otro, en lugar de limitarse a compararlos con los del año anterior.

Con este enfoque más detallado, los datos de abril siguen siendo buenos (en términos de inflación baja), pero más matizados. La inflación subyacente ha repuntado ligeramente, lo que sugiere que algunas partes de la economía siguen experimentando presiones más persistentes sobre los precios, pero nada grave.

Una de las principales razones por las que la inflación subyacente se mantiene estable es la vivienda. Cuando hablamos de inflación de la vivienda, no nos referimos solo al precio de compra de una vivienda, sino que también incluye el alquiler y lo que pagarían los propietarios si alquilaran su propia vivienda.

El problema es que los costos de la vivienda tienden a variar de forma irregular y desigual. No suben gradualmente como otros precios, sino que suelen mantenerse estables durante un tiempo y luego dan un salto repentino. Eso es exactamente lo que ocurrió en abril y lo que empujó ligeramente al alza la inflación subyacente en Estados Unidos.

Aparte de la vivienda, también se registraron algunas subidas de precios en servicios como la sanidad, la educación y las actividades de ocio. La Reserva Federal (el banco central de Estados Unidos) vigila de cerca este tipo de servicios, ya que reflejan el crecimiento de los salarios y otras tendencias a largo plazo. Lamentablemente, estos precios tampoco han bajado mucho, lo que significa que la batalla para que la inflación vuelva al objetivo del 2 % de la Fed aún no está ganada.

Otra cuestión que hay que tener en cuenta son los aranceles. Los aranceles son impuestos que un gobierno aplica a los productos que importa de otros países. Si el gobierno estadounidense añade aranceles, las empresas que importan productos al país pueden enfrentarse a costos más elevados. A menudo, estos costos se repercuten a los consumidores en forma de precios más altos.

Los aranceles del presidente Donald Trump sobre una serie de productos importados, especialmente los procedentes de China, podrían provocar que las empresas empezaran a subir los precios por anticipado.

Algunos indicios de ello ya se pueden observar en los datos. Por ejemplo, el precio de los muebles subió un 1,5 % entre marzo y abril, un aumento relativamente grande en un solo mes. Los muebles son una categoría con un alto porcentaje de importaciones, lo que significa que gran parte de ellos proceden del extranjero. Por eso son especialmente sensibles a los cambios en la política comercial.

Sin embargo, es difícil afirmar con certeza si los aranceles son los responsables de este aumento de los precios. Los datos económicos pueden ser ruidosos, lo que significa que fluctúan debido a variaciones aleatorias o factores a corto plazo.

En términos generales, el hecho de que la inflación en Estados Unidos se mantenga estable y la inflación subyacente solo aumente ligeramente es una buena noticia para los mercados. Esto significa que, por ahora, la inflación sigue bajo control, lo que es positivo para los precios de los activos de riesgo.

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