En las últimas semanas hemos visto dos indicios importantes de que la confianza del mercado está volviendo a algo que se asemeja a la normalidad prepandémica. Primero, la volatilidad continuó su tendencia a la baja, con el índice de volatilidad VIX alcanzando 16,65 el miércoles pasado, su nivel más bajo desde antes de la pandemia, cayendo por debajo del nivel 20 en marzo por primera vez desde febrero de 2020. Niveles más normalizados de volatilidad del mercado (VIX) están en el rango de 9 a 14, por lo que la tendencia a la baja hacia estos niveles es un indicador importante.

En segundo lugar, el mercado de bonos del Tesoro de Estados Unidos (deuda pública) ha resistido las preocupaciones de una inflación creciente provocada por la fuerte recuperación económica de Estados Unidos y la aprobación de grandes medidas de estímulo fiscal. Se espera algo de inflación más alta en una fuerte recuperación económica, y los mercados parecen haberlo descontado sin mucho canto y baile.

Sin embargo, las preocupaciones sobre las vacunas COVID han permanecido, lamentablemente, prominentes en los titulares de las noticias. Esta vez fue el turno de la vacuna Johnson & Johnson, con la producción de la inyección en pausa para revisar los datos sobre posibles efectos secundarios raros. La rara coagulación de la sangre también asociada con la vacuna AstraZeneca Oxford es un resultado de muy bajo riesgo y está en línea con muchos otros medicamentos de rutina que ya están en circulación. Los hechos concretos son claros: las vacunas son seguras, funcionan, los lanzamientos se están acelerando y se pueden adaptar nuevas variantes con vacunas de refuerzo actualizadas.

Pero el miedo no es racional y puede impulsar el sentimiento del mercado a corto plazo. La ansiedad continua e injustificada por las vacunas es sintomática de una aversión social al riesgo más amplia que podría tener implicaciones para los mercados. Los temores avivados por noticias sobre nuevas variantes, brotes de COVID localizados y efectividad de la vacuna, separados de la realidad muy positiva de los datos, podrían resultar en más episodios a corto plazo de volatilidad del mercado.

Estos momentos de nerviosismo del mercado inducidos por las noticias de COVID, en nuestra opinión, serán oportunidades para comprar. La marea se volvió contra la pandemia a fines de 2020 y la dirección de viaje es clara. La complacencia nunca es útil, incluso en los períodos más tranquilos de actividad del mercado, por lo que siempre debe evitarse, pero el inversionista atento debe mirar a través de cualquier debilidad del mercado inducida por el miedo que podamos encontrar hasta 2021 y permanecer enfocado en la recuperación económica, que es ganando impulso.

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