JPMorgan, Citigroup, Wells Fargo y Bank of America, cuatro gigantes que en conjunto representan alrededor del 40 % del sector bancario estadounidense, han publicado sus últimos resultados. El mensaje es claro: la economía estadounidense va bien.

Los resultados bancarios no solo se refieren al sector financiero, sino que son una ventana a la economía en general. Pensemos en estos bancos como las arterias del sistema financiero: bombean dinero a la economía en forma de préstamos, créditos, hipotecas y financiación empresarial. Cuando las cosas van mal, suelen ser los primeros en enterarse.

Por eso los inversores deben prestar mucha atención a las señales que se esconden en estos informes de resultados. Nos dicen cómo se comportan los consumidores, si las empresas están invirtiendo y cuánto riesgo financiero se está acumulando.

Una de las formas más fáciles de comprobar la salud de los consumidores es fijarse en las tasas de cancelación de tarjetas de crédito, es decir, la frecuencia con la que los bancos se ven obligados a cancelar la deuda de las tarjetas de crédito porque los clientes no pueden pagarla.

En JPMorgan, Citi y Bank of America, estas tasas de cancelación no están aumentando. De hecho, se mantienen prácticamente estables. Si los consumidores estadounidenses estuvieran pasando apuros, lo veríamos en forma de aumento de las cancelaciones. Pero eso no está sucediendo. La gente sigue pagando sus facturas, lo que implica que los hogares gozan de una salud relativamente buena, incluso ante el aumento de las tasas de interés y la incertidumbre política.

Otra cifra muy vigilada es la de las provisiones para préstamos incobrables. Se trata del dinero que los bancos reservan por si los préstamos se convierten en morosos en el futuro. En JPMorgan, Wells Fargo y BofA, estas provisiones se mantienen estables, sin que se prevea un aumento significativo de los impagos.

En Citi, hay una ligera tendencia al alza, pero incluso aquí los analistas se han sorprendido gratamente por lo moderadas que son las cifras.

En épocas de tensión económica (como en 2008 o a principios de 2020), las provisiones para préstamos incobrables se disparan. El hecho de que se mantengan estables ahora sugiere que los bancos no ven signos de una recesión inminente en sus carteras de préstamos, lo que supone un voto de confianza en la economía.

A pesar de las preocupaciones por los aranceles comerciales, los cambios normativos y la inestabilidad política, en particular por las medidas políticas repentinas o la retórica de Washington, la realidad es que la macroeconomía estadounidense aún no se ha descarrilado.

Los mercados son fuertes porque los fundamentos son sólidos.

Como inversor que intenta juzgar si ahora es un buen momento para invertir en acciones o valores financieros estadounidenses, esto nos recuerda que la fortaleza macroeconómica puede persistir incluso en tiempos de incertidumbre

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