En estos momentos, existe mucho temor a mantener activos estadounidenses. Este temor es precisamente lo que hace que los inversores a largo plazo como nosotros veamos una oportunidad. ¿Por qué? Porque la historia demuestra que el mejor momento para invertir suele ser cuando todo el mundo se muestra profundamente pesimista.
Una conocida encuesta de la American Association of Individual Investors (AAII), que lleva casi 40 años haciendo un seguimiento del sentimiento de los inversores, muestra que la gente está ahora tan pesimista (negativa) como nunca. La única vez que la encuesta fue tan pesimista fue en 1990 y, justo después, las acciones estadounidenses tuvieron un año muy bueno.
Un experto, Brian Belski, de BMO Capital Markets, es especialmente claro al respecto. Cree que el pesimismo extremo entre los inversores es, en realidad, una señal clara para comprar. Afirma que las conversaciones con clientes de Europa y Canadá están llenas de pesimismo. Según él, a la gente le encanta hablar del «fin de la grandeza estadounidense». Pero cree que están dejando que las emociones nublen su juicio.
¿Otra razón para su optimismo? Los analistas están recortando drásticamente sus previsiones de beneficios para las empresas en 2026. Históricamente, cuando las predicciones son tan negativas, suelen resultar erróneas y el mercado tiende a recuperarse con rendimientos superiores a la media.
En marzo de 2008, la misma encuesta de la AAII también mostraba un pesimismo extremo. El mercado ya había caído un 20 % y luego perdió otro 40 % durante la crisis financiera. Por lo tanto, el sentimiento no siempre es una guía perfecta. Cuando se producen crisis realmente graves, no sirve de nada.
Además, si se observa el gráfico de la confianza histórica de los inversores, se observa que los puntos más bajos suelen producirse después de una gran caída del mercado bursátil. Así ocurrió en 1990, 1998, 2002, 2008, 2009 y 2022. En la actualidad, las acciones solo han bajado un 10 % desde sus máximos de febrero, lo que no supone una caída enorme.
Además, aunque las encuestas muestran que los inversores minoristas (inversores individuales como tú y yo) están preocupados, los datos de VandaTrack indican que han seguido comprando durante las recientes caídas. A principios de abril, se produjo un notable aumento de las compras minoristas, lo que significa que la gente intentaba aprovechar los precios más bajos, a pesar de que decían estar nerviosos.
Otros indicadores del sentimiento, que analizan el comportamiento real de las operaciones (y no solo las respuestas a las encuestas), no parecen tan negativos. Un ejemplo es el «Índice Levkovich» de Citi, que combina aspectos como las ventas en corto, el endeudamiento por margen y la negociación de opciones. Aunque este índice ha bajado, se encuentra solo en la mitad de su rango histórico. Esto sugiere que los inversores no están tan asustados como parecen indicar las encuestas.
Así pues, aunque el pesimismo es elevado, no todas las señales de alerta habituales se han encendido a la vez. Si los precios siguen bajando y se detiene el comportamiento de compra en las caídas, podría aparecer una señal más clara para comprar. En otras palabras, cuando la situación parezca aún peor, podría ser el momento de ser aún más optimistas.
En Dominion, no nos preocupa demasiado que se trate de otra situación como la de marzo de 2008. No creemos que la economía estadounidense esté al borde del desastre total.
El reciente nerviosismo de los mercados parece provenir de las políticas económicas de la Administración Trump, que son impredecibles, pero que podrían no ser tan peligrosas como parecen.
El equipo de Trump no suele ceñirse a sus planes cuando los mercados se rebelan. Ya ha dado marcha atrás en varias amenazas importantes: los aranceles a los productos electrónicos chinos, los aranceles a otros países y las amenazas de Trump de despedir al presidente de la Reserva Federal. Cada vez que se ha enfrentado a la resistencia del mercado, ha cedido.
¿Podría Trump mantener los aranceles extremos a China? Es posible. Pero, basándonos en su comportamiento anterior, creemos que volverá a dar marcha atrás si el mercado reacciona con suficiente dureza.
Aunque las perspectivas distan mucho de ser satisfactorias, la combinación del miedo generalizado, las previsiones de beneficios excesivamente negativas y el historial de recuperación de los mercados tras mínimos similares hace que este sea un momento interesante para plantearse comprar acciones estadounidenses cuando todo el mundo está vendiendo.
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