Los gestores de fondos de renta variable se enfrentan a numerosos retos a la hora de comunicar el valor y la estrategia de sus fondos a los inversores.
Un aspecto crucial de esta comunicación es demostrar la exposición del fondo por geografía y sector empresarial. Aunque este detalle es valioso para mostrar el desglose de nuestros fondos, a menudo simplifica una realidad más compleja.
Las exposiciones a través de geografías y sectores no operan de forma aislada, sino que interactúan y se combinan entre sí, creando una dinámica que puede afectar significativamente al rendimiento de un fondo. Esta complejidad se amplifica aún más cuando los gestores de cartera se centran en empresas innovadoras, lo que conduce a una estrategia de fondos en la que, como en los fondos de Dominion, la innovación, la exposición a los mercados emergentes y las valuaciones atractivas se combinan entre sí para producir rendimientos excepcionales.
La necesidad de mostrar divisiones en las exposiciones de los fondos por geografía y sector se deriva del requisito básico de gestionar el riesgo y alinearse con las preferencias y objetivos de inversión de los inversores.
La diversidad geográfica puede proteger frente a las recesiones económicas regionales, la inestabilidad política o las fluctuaciones monetarias. La diversidad sectorial, por su parte, ayuda a mitigar los riesgos asociados a las recesiones de sectores específicos. Al proporcionar esta división, ofrecemos una imagen clara de cómo nuestros fondos están posicionados para hacer frente a diversos retos macroeconómicos.
Pero esta visión segmentada simplifica en exceso la dinámica subyacente. Por ejemplo, una inversión en el sector tecnológico de un mercado emergente no conlleva únicamente los riesgos y beneficios inherentes a la industria tecnológica y al mercado emergente de forma independiente. Por el contrario, estos factores interactúan de una manera que puede amplificar o mitigar los riesgos y las oportunidades. Los mercados emergentes, con su rápido crecimiento, pueden ofrecer un terreno fértil para que las empresas tecnológicas escalen a un ritmo sin precedentes, agravando así el potencial de crecimiento de la inversión.
Introducir un enfoque en empresas innovadoras en esta mezcla añade otra capa de oportunidades. Las inversiones impulsadas por la innovación a menudo encierran un alto potencial de crecimiento y pueden ser fundamentales para impulsar el rendimiento de un fondo. Cuando estas inversiones se realizan en mercados emergentes, acceden a amplias bases de consumidores sin explotar y superan las fases de desarrollo tradicionales con tecnologías innovadoras. Esta combinación puede dar lugar a una importante revalorización del mercado, ofreciendo atractivas valuaciones de entrada que pueden revalorizarse sustancialmente con el tiempo. Tenemos varias de estas inversiones en nuestros fondos, que consideramos oportunidades muy interesantes a largo plazo.
Además, la propia innovación es a menudo un tema intersectorial, que trasciende las fronteras tradicionales de la industria. Invertir en innovación requiere una comprensión matizada de cómo las nuevas tecnologías o modelos empresariales pueden perturbar o crear mercados. Esta perspectiva permite a los gestores de carteras identificar oportunidades que otros podrían pasar por alto, especialmente en sectores maduros para la innovación pero que aún no han atraído la atención general.
La interacción entre las exposiciones geográfica y sectorial, unida a un enfoque centrado en la innovación, crea un terreno fértil para lograr rendimientos excepcionales. Esta dinámica es especialmente potente en los mercados emergentes, donde el ritmo del cambio y la escala de las oportunidades pueden ser significativamente mayores que en sus homólogos más desarrollados. Pero esta complejidad también exige un enfoque de inversión sofisticado, que vaya más allá de los simples modelos de asignación para comprender las profundas interconexiones entre sectores, geografías y el poder transformador de la innovación.
Desde este punto de vista, los gestores de fondos de renta variable pueden crear carteras que no solo sorteen las complejidades del mercado mundial, sino que también aprovechen estas interacciones para obtener un rendimiento superior.
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