La geopolítica se cita a menudo como un factor clave de la volatilidad del mercado, pero la historia demuestra que, para los inversores con carteras diversificadas en renta variable mundial, no dicta necesariamente el rendimiento a largo plazo.

Aunque los acontecimientos geopolíticos y las guerras pueden crear perturbaciones a corto plazo, su impacto duradero en los rendimientos de la renta variable ha sido relativamente menor a largo plazo. Examinar el siglo XX y su infinidad de acontecimientos geopolíticos, guerras, catástrofes, etc., permite comprender este fenómeno, mostrando cómo el mercado bursátil mundial ha resistido diversas sacudidas, solo para recuperarse y continuar su trayectoria ascendente.

Tomemos como ejemplo la Primera Guerra Mundial. Tuvo un impacto significativo en el mundo, reconfigurando fronteras y paisajes políticos. Sin embargo, a pesar de los drásticos cambios en las estructuras de poder y las economías mundiales, el mercado bursátil estadounidense, que representa una gran parte de la renta variable mundial, solo experimentó retrocesos temporales. Tras el final de la guerra, el mercado se recuperó y entró en los “locos años veinte”, un período de prosperidad económica y crecimiento bursátil. Este contexto histórico demuestra que, aunque la agitación geopolítica puede crear incertidumbre, no suele dejar una huella duradera en carteras bien diversificadas.

Del mismo modo, la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial marcaron un período de gran agitación. Los mercados bursátiles mundiales experimentaron una gran volatilidad durante esas etapas, pero las tendencias a largo plazo mostraron resistencia. De 1941 a 1942, el mercado bursátil estadounidense experimentó una importante caída, impulsada por la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, este período también supuso una excelente oportunidad de compra para los inversores a largo plazo. A medida que avanzaba la guerra y comenzaba la reconstrucción de posguerra, el mercado repuntó, dando lugar a décadas de prosperidad. Este patrón sugiere que incluso los grandes acontecimientos geopolíticos con consecuencias mundiales pueden no descarrilar el crecimiento del mercado a largo plazo y crear oportunidades para los inversores astutos.

También la época de la Guerra Fría, marcada por un tenso enfrentamiento geopolítico entre Estados Unidos y la Unión Soviética, subraya este punto. Aunque la amenaza de una guerra nuclear se cernió sobre gran parte de la segunda mitad del siglo XX, los mercados mundiales de renta variable siguieron subiendo. Los inversores que mantuvieron el rumbo y diversificaron sus carteras se beneficiaron de la resistencia general del mercado a pesar de las continuas tensiones geopolíticas.
En la historia más reciente, acontecimientos como los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 y la guerra de Irak de 2003 tuvieron efectos inmediatos en la confianza de los mercados, provocando caídas a corto plazo. Sin embargo, a estas conmociones siguieron recuperaciones y el posterior crecimiento de la renta variable mundial. El S&P 500, por ejemplo, mostró un fuerte repunte tras la conmoción inicial de los atentados del 11 de septiembre, alcanzando finalmente nuevos máximos.

Esto nos lleva al presente, con las continuas tensiones en Oriente Medio y la guerra en Ucrania. Estos acontecimientos han provocado crisis humanitarias e importantes perturbaciones políticas, pero su impacto sostenido en los mercados mundiales de renta variable ha sido limitado. Los mercados siguen siendo intrínsecamente adaptables, y los inversores muestran resistencia frente a la incertidumbre. A pesar del aumento de la volatilidad y de las breves caídas de los mercados tras estos acontecimientos, la trayectoria general tiende a recuperarse.

No obstante, los inversores deben ser conscientes de la posible escalada de los conflictos geopolíticos. El riesgo de guerras más amplias o de perturbaciones prolongadas podría influir en la confianza y los resultados del mercado. Aunque estos riesgos son reales, es crucial no tomar decisiones precipitadas basadas únicamente en los titulares geopolíticos. Las carteras diversificadas actúan como amortiguador frente a riesgos localizados, permitiendo a los inversores capear el temporal y salir reforzados cuando los mercados se recuperen.

Además, cuando los acontecimientos geopolíticos provocan caídas significativas de los mercados, pueden presentar oportunidades de compra únicas. El período 1941-1942 durante la Segunda Guerra Mundial constituye un ejemplo convincente, en el que la caída del mercado creó puntos de entrada favorables para los inversores a largo plazo. Este patrón se repite a lo largo de la historia, lo que sugiere que, aunque la geopolítica puede influir en los mercados a corto plazo, a menudo crea oportunidades para la inversión basada en el valor.

En resumen, la geopolítica tiene un efecto limitado sobre los rendimientos a largo plazo para los inversores con carteras diversificadas en renta variable mundial. Aunque los conflictos y las guerras pueden causar perturbaciones temporales en los mercados, la historia demuestra que estos tienden a recuperarse y reanudar su trayectoria alcista.

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