Esta semana, continuamos nuestra serie sobre los probables catalizadores del próximo mercado alcista. Recordemos que a lo largo de 2022, y especialmente en los últimos meses, hemos reiterado nuestra opinión de que este ciclo bajista actual aún no ha terminado, con más riesgos para los inversores. Esto terminará eventualmente y un nuevo ciclo de mercado alcista vendrá para los mercados de acciones, la pregunta es ¿cuándo y qué impulsará ese movimiento sostenido al alza en las acciones?

La semana pasada analizamos el primero de nuestros “catalizadores del mercado alcista”, un giro en la política de los bancos centrales, y por qué este resultado precipitaría un nuevo ciclo de mercado alcista.
Esta semana, el segundo de nuestros catalizadores que los inversores deberían tener en cuenta es un descenso sostenido de la inflación.

Los niveles de inflación siguen siendo obstinadamente altos en todo el mundo, cerca de sus lecturas más altas en cuarenta años. El amplio aumento de los niveles de precios es la causa última del actual ciclo de mercado bajista en los precios de los activos, ya que es la mayor inflación la que desencadenó que los bancos centrales aumentaran las tasas de interés y redujeran la liquidez del mercado, un proceso continuo que presiona a la baja los precios de todos los activos.

Esto nos lleva a preguntarnos: si a partir de aquí se produjera un descenso significativo de la inflación, ¿qué significaría eso para los mercados y los inversores?

La respuesta es: depende. Depende de la naturaleza y las causas de cualquier descenso de la inflación. Una respuesta significativa del lado de la oferta –es decir, que los precios más altos en toda la economía incentiven un aumento de la oferta de bienes y servicios, con lo que los precios volverían a bajar, provocando un descenso de la inflación– sería un resultado muy positivo. Esto impulsaría sin duda un nuevo ciclo de mercado alcista en las acciones.

Sin embargo, si a partir de aquí la inflación disminuyera porque los precios altos destruyen la demanda, actuando como freno a la subida de los precios, el resultado final sería una recesión económica, la disminución de los beneficios empresariales y la consiguiente caída de las bolsas. Este resultado nos prepararía para el siguiente ciclo de mercado alcista, dado que aún mataría al monstruo de la inflación, pero primero tendríamos que pasar por una recesión.

¿Cuál de las dos es más probable? En nuestra opinión, probablemente una mezcla de ambas. Habrá una respuesta del lado de la oferta a los precios más altos. Un buen ejemplo es aquí, en el Reino Unido, donde la actividad de perforación y producción de petróleo y gas en el Mar del Norte ha aumentado a plena capacidad para producir tanta energía como sea posible para abastecer al Reino Unido y a Europa, a la luz de la desconexión de Rusia de sus suministros al continente. Una actividad similar se producirá en todas las cadenas de suministro que experimenten subidas de precios.

Al mismo tiempo, el aumento de la inflación y la consiguiente subida de los tipos de interés también están destruyendo la demanda. Estamos observando una importante ralentización de la demanda de los consumidores en áreas como la electrónica, así como una clara evidencia de la ralentización del mercado inmobiliario en todo el mundo. Esto, a su vez, se refleja en un conjunto cada vez mayor de indicadores económicos que señalan una posible recesión.

La combinación de estos factores ya se traduce en una baja de precios en muchos de los principales insumos de la economía. Los precios de la mayoría de las materias primas han bajado mucho desde los máximos alcanzados a principios de año. Otros costos de los insumos, como los fletes y los componentes, también han visto bajar sus precios desde niveles mucho más altos a principios de 2022. La inflación salarial sigue siendo positiva, pero no se ha desbocado de la misma manera que lo hizo durante el ciclo de inflación de la década de 1970. En términos reales, el trabajador medio de EE.UU. y Europa ha sufrido un recorte salarial este año. Las fuertes subidas de los precios de la vivienda en 2021 se han estancado y en algunos lugares se están invirtiendo. Todos estos son indicadores adelantados de los datos oficiales de inflación, es decir, indican que deberíamos empezar a ver que las cifras oficiales de inflación bajan. El momento en que esto ocurra es incierto, la inflación tiene un carácter resbaladizo e históricamente ha sido increíblemente difícil de predecir, pero hay razones para ser progresivamente optimistas en cuanto a que gran parte de las presiones inflacionistas pueden empezar a disminuir en los próximos meses. Ahora bien, podría tratarse de un proceso lento, con baches en el camino, pero la dirección de la marcha es cada vez más clara, y eso es una buena noticia para los inversores a largo plazo.

Cuando las cifras oficiales de inflación empiecen a bajar de forma sostenida, esto será un sólido catalizador para unos mercados de renta variable más estables y aumentará la probabilidad de que comience un nuevo ciclo de mercado alcista en serio. Y seremos los primeros en decírselo a todo el mundo. A partir de aquí se requiere paciencia por parte de los inversores, pero cada vez estamos más cerca del momento en el que podremos llamar, con confianza, el próximo ciclo de mercado alcista.

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