El 7 de junio, el Banco Mundial redujo su previsión de crecimiento económico mundial para 2022 al +2,9%, lo que supone una rebaja de 1,2% respecto a su previsión de enero del +4,1%. En términos relativos, se trata de una gran reducción del crecimiento previsto para la economía mundial.

En su último informe de Perspectivas Económicas Mundiales, el Banco Mundial afirma: “La guerra en Ucrania, los cierres en China, las interrupciones en la cadena de suministro y el riesgo de estanflación están golpeando el crecimiento. Para muchos países, la recesión será difícil de evitar”.

La estanflación, un período de bajo crecimiento y elevada inflación, es un resultado para la economía para el que los inversores deberían estar preparados.

Estas perspectivas económicas actualizadas justifican una reiteración de la estrategia de inversión que esbozamos en un anterior Informe Semanal (26 de abril): “Invertir en empresas con características resistentes, que cotizan a valuaciones atractivas. Es comprensible que no haya muchas de estas oportunidades de inversión. Pero están ahí si los inversores buscan lo suficiente (o si invierten en una estrategia de fondo que busque por ellos)”.

La última frase del extracto anterior es ahora aún más importante que hace seis semanas. Dado que la elevada inflación convierte al efectivo en un activo de rentabilidad negativa y que los mercados financieros se ven afectados por múltiples vientos en contra, el clima de inversión actual no favorece una estrategia de inversión pasiva. Una amplia exposición al riesgo de mercado funciona bien en tiempos de economías estables y predecibles, pero no tanto cuando ocurre lo contrario.

Seguimos creyendo que la estrategia probada en el tiempo de centrarse en la inversión en empresas rentables con balances sanos, que puedan mantener el poder de fijación de precios, negociando a valuaciones razonables, con exposición al crecimiento estructural de la demanda, es la solución para navegar por los mercados volátiles. Además, los mercados volátiles crean oportunidades únicas para invertir en esas mismas empresas a precios más bajos y, por tanto, con mayores rendimientos esperados a largo plazo.

Un menor crecimiento económico y una mayor inflación no son una conclusión inevitable para la economía mundial. Se trata simplemente de un resultado potencial que cada vez es más probable. Un crecimiento más alto de lo esperado y una inflación más baja también son resultados viables.

En lugar de intentar predecir con exactitud qué escenario potencial se producirá en la economía, los inversores deben construir carteras que puedan tener un buen rendimiento a largo plazo, tanto en períodos de volatilidad económica como de estabilidad. En la práctica, esto significa promediar, a lo largo del tiempo, las estrategias de gestión activa que toman medidas para mitigar la exposición al riesgo a corto plazo, mientras invierten en empresas de alta calidad a un precio razonable para el largo plazo.

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