Esta semana nos pondremos técnicos; téngannos paciencia, es importante.
Parece que ha surgido un cauteloso consenso entre los participantes del mercado de que las curvas de rendimiento de los bonos invertidas significan una inminente recesión. ¿Deberían preocuparse los inversores por esto?

En primer lugar, expliquemos lo que significa realmente lo que recién les mencionamos.
La curva de rendimiento de los bonos representa los rendimientos (tasas de interés) de los bonos con una calidad crediticia similar, pero con diferentes fechas de vencimiento en un gráfico. Conectando los puntos se obtiene la curva de rendimiento. Así, por ejemplo, los valores del Tesoro de EE. UU. (bonos del Estado) tienen todos el mismo riesgo crediticio subyacente, es decir, el riesgo de que el gobierno de EE. UU. incumpla. De todas formas, los inversores pueden comprarlos a distintos plazos (dos años, diez años, 30 años, etc.). El trazado de estas tasas de interés a lo largo del tiempo para cualquier tipo de bono muestra cómo los mercados perciben el riesgo crediticio y, más ampliamente, el riesgo en la economía.

En tiempos normales, los inversores exigen tasas más altos para los bonos de mayor duración. El principio es simple. Si usted le prestara dinero a alguien durante un año, y luego le prestara, a la misma persona, dinero durante diez años, querría una tasa más alto para el préstamo a diez años, ya que hay nueve años más de riesgo de que la persona incumpla y usted no recupere su dinero. La tasa más alta compensa la mayor probabilidad de impago durante un período de tiempo más largo. Si esto se dibuja en un gráfico, se obtiene una curva de rendimiento con pendiente ascendente.

Si una curva de rendimiento se “invierte”, significa que los mercados quieren tasas más altas antes y tasas más bajas después. Su curva de rendimiento se parece más a una joroba. Históricamente esto ha sido una indicación de una próxima recesión. El mercado quiere tasas más altas por adelantado para protegerse del mayor riesgo de impago a corto plazo, por lo que las tasas a más corto plazo suben.

En las dos últimas semanas, hemos visto cómo se invertía la curva de rendimiento del Tesoro de EE.UU., provocando titulares de “recesión inminente” en la prensa financiera.

En nuestra opinión, la subida de los rendimientos a dos años (recordemos que los rendimientos a corto plazo suben más que los de largo plazo, lo que provoca la “inversión”) se explica mejor por la confusión de los inversores sobre cómo afrontar una situación para la que no tienen precedentes. El impacto de Covid en la economía y los niveles históricos de flexibilización aplicados para paliarlo son nuevos. Es probable que los inversores lleguen tarde a la hora de valorar una mayor inflación a corto plazo (a través de unas tasas más altas), y eso es probablemente lo que estamos viendo en el extremo corto de la curva de rendimiento.

El rendimiento a diez años se ha mantenido más bajo de lo que habría sido de otro modo por la intervención económica masiva de la Reserva Federal de EE. UU. en ese mercado. De ahí la “inversión” de la curva (los rendimientos a dos años suben, los rendimientos a 10 años no suben tanto). Sin esta intervención, y suponiendo que el rendimiento a diez años hubiera podido subir como lo haría normalmente, ¿estaríamos viendo una inversión de la curva de rendimiento?

Probablemente no.

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