El 12 de febrero de 2002, el entonces Secretario de Defensa de los Estados Unidos, Donald Rumsfeld, respondió a una pregunta en una rueda de prensa con lo que desde entonces se ha llamado el discurso de “Known knows” (“Lo que sabemos”). El breve comentario que hizo en ese momento se ha vuelto tan infame que ahora tiene su propia página de Wikipedia, y un documental de 2013 sobre Rumsfeld se tituló “The Unknown Known” (“Lo que no sabemos que sabemos”), en referencia al mismo comentario. Aquí está lo que dijo en su totalidad:


“… hay cosas que sabemos que sabemos; cosas que nosotros sabemos que sabemos. También sabemos que hay cosas que no sabemos; o sea, sabemos que existen cosas que no sabemos. Pero también existen cosas que no sabemos que no sabemos; aquellas que no sabemos que no sabemos”.

Los comentarios se hicieron en el contexto de la preparación de la invasión de Irak en 2003 y no mucho después de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos. En aquel momento y desde entonces, Rumsfeld ha sido criticado y muchas veces objeto de burla por esta declaración.

Nosotros sostenemos que, dejando a un lado la política, tomando la declaración al pie de la letra, se trata de palabras sabias con importantes implicaciones para los inversores.

El ejercicio de pensamiento público de Rumsfeld, ahora tan difamado, es de hecho una técnica utilizada, entre otros, por las agencias de inteligencia y la NASA. Incluso tiene un nombre, la “ventana de Johari”, una técnica heurística diseñada por los psicólogos Joseph Luft y Harrington Ingham para ayudar a las personas a entender mejor las relaciones con los demás. El principio fundamental de la ventana de Johari es que si conocemos mejor lo que sabemos y lo que sabemos que no sabemos, y aceptamos lo que no sabemos que no sabemos, podemos mejorar nuestra relación con los demás y con el mundo que nos rodea.

Las aplicaciones para invertir son realmente importantes. Es fácil caer en un exceso de confianza, especialmente cuando los precios de los activos que se poseen están subiendo. Esto puede generar una falsa sensación de certeza y conocimiento que, en realidad, es una ilusión. Del mismo modo, el exceso de confianza en la modelización y el uso de grandes conjuntos de datos para reforzar las propuestas de inversión pueden ocultar, a veces, el simple hecho de que no sabemos lo que va a ocurrir en el futuro. Creer que se sabe, cuando en realidad no se sabe, es muy peligroso para los inversores. Creer que se sabe, cuando no se sabe, es la razón por la que tenemos burbujas de inversión y las subsiguientes caídas.

Howard Marks, cofundador de Oaktree Capital Management, publicó la semana pasada un boletín informativo titulado: “La ilusión del conocimiento”, cuya lectura recomendamos encarecidamente. En él aborda este tema, haciendo hincapié en la importancia de saber lo que no se sabe, en lugar de no saber que no se sabe. De nuevo, una situación peligrosa para el inversor.

Nuestro mensaje hacia los inversores es de humildad, no como un fin en sí mismo, sino como una herramienta para tener éxito a largo plazo en los mercados de inversión. La autoconciencia, la aceptación de lo que se puede saber y de lo que no se puede saber, y la aplicación de esto a la forma de invertir, son fundamentales, diríamos, para incorporarlas a las decisiones de asignación de carteras.

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