La semana pasada analizamos la situación actual de la economía mundial y llegamos a la conclusión de que no estamos viendo suficientes pruebas (todavía) para convencernos de que una recesión es inminente, pero el riesgo de recesión ha aumentado y debe ser tomado en serio.

Entonces, ¿cómo deberían posicionarse los inversores para afrontar el período 2022-2023 y el elevado riesgo de recesión?

En los últimos 30 años, los inversores se han acostumbrado a la baja inflación. Esto significa que una solución fácil para la perspectiva de una mayor volatilidad del mercado durante este período ha sido aumentar los saldos de efectivo. El efectivo funciona bien como estrategia de reducción del riesgo cuando se enfrenta a un mayor riesgo de mercado en un entorno de baja inflación.

Pero los inversores lo suficientemente mayores como para recordar los años 70 y 80 recordarán que la alta inflación significaba que, independientemente del riesgo de mercado, el efectivo no era su amigo. La inflación se come el valor del efectivo. Una tasa de inflación del 9% significa que, si se mantiene el efectivo durante un año, su valor real (después de la inflación) disminuirá un 9% al final de ese año.

Sabemos que la actual volatilidad de los mercados y la incertidumbre macroeconómica están impulsadas por una mayor inflación. Esto significa que el efectivo ya no es necesariamente su amigo como inversor en este clima de mercado actual.

La respuesta, en nuestra opinión, es: “resiliencia”. La resiliencia es la capacidad de recuperarse rápidamente de las dificultades, similar a las ideas de dureza y flexibilidad. En el contexto de una cartera, esto significa poseer activos que puedan superar el rendimiento del efectivo durante un período de mayor inflación, y que puedan seguir ofreciendo una sólida rentabilidad de la inversión aunque el mercado sea volátil.

En la práctica, creemos que esto significa invertir en empresas con características resistentes, que cotizan a valuaciones atractivas. Es comprensible que no haya muchas de estas oportunidades de inversión; pero están ahí si los inversores buscan lo suficiente (o si invierten en una estrategia de fondo que busque por ellos).

Empresas que aumentan sus ingresos por razones estructurales, como por ejemplo la adopción de nuevas tecnologías (inteligencia artificial, computación en la nube, 5G); empresas con baja exposición a las subidas de la inflación de los costos de los insumos; empresas con poder de fijación de precios, que pueden trasladarles a los usuarios finales unos precios más altos por la inflación; empresas con balances sólidos (es decir, con mucha liquidez y poca deuda).

Creemos firmemente que los inversores deberían estar posicionados para navegar en cualquier período de incertidumbre económica en el que nos encontremos.

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